El municipio se encuentra enclavado en el Somontano escabroso de la Sierra de Guara, donde los barrancos rompen los llanos y las alturas ocres surgen con una fuerza decrépita, soltando piedras areniscas por las laderas. Destacan sus paisajes de carrascas y oliveras manchando campos de cereal con un verdor refulgente en los meses de invierno y de un amarillo desvaído y asolado al final de la primavera.